Ley de mecenazgo para la ciudad

Diario La Nacion

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó con el voto de 39 de sus miembros la que será conocida como "la ley de mecenazgo porteña" y la ciudad saldó así una vieja deuda pendiente con las artes.

Con su voto, los legisladores lograron aprobar el régimen de promoción cultural destinado a estimular e incentivar la participación privada en el financiamiento de proyectos de interés público dentro del ámbito de nuestra metrópoli.

El proyecto original era del diputado Diego Santilli (Pro), pero fueron acordados algunos ajustes y modificaciones entre los bloques. Mediante este régimen, genéricamente denominado "de mecenazgo", los contribuyentes que se encuentren al día con sus obligaciones fiscales, sean personas físicas o jurídicas, podrán derivar a un proyecto cultural una parte proporcional del impuesto a los ingresos brutos, para destinarlo a financiar la investigación, la capacitación, la difusión, la creación y la producción de diferentes actividades del arte y de la cultura.

Las posibilidades abarcan desde teatro, mímica, danzas, música, letras, poesía, narrativa, artes audiovisuales, patrimonio cultural, diseño, arte digital, radio o televisión, hasta sitios de Internet con contenidos artísticos y culturales. El régimen es tan amplio que también incluye las murgas.

Con sólo el 1,10 por ciento de la recaudación total del año anterior respecto de este impuesto como máxima disposición, la cultura se verá incrementada en una cifra considerable en proyectos destinados a estimularla y promoverla.

El régimen, asimismo, establece una diferencia entre patrocinantes y benefactores. Los primeros pueden registrar hasta un 50 por ciento de su aporte como pago a cuenta de su impuesto; los segundos, es decir, aquellos que no asocian su imagen ni su marca al aporte realizado y optan por el anonimato, podrán contabilizar el total de su aporte (100 por ciento) como pago a cuenta del impuesto a los ingresos brutos.

La autoridad de aplicación será el Ministerio de Cultura de la ciudad y el Consejo de Promoción Cultural, constituido por nueve miembros: tres representantes del Poder Ejecutivo, tres del Legislativo y tres artistas consagrados que rotarán según la especialidad del proyecto por tratar. Los integrantes de este consejo, que trabajarán ad honórem, serán los encargados de evaluar, aprobar y decidir las certezas y posibilidades de los proyectos por sostener.

Hay que destacar, una vez más, que ha sido esta Legislatura, y la diversidad política de quienes la sostuvieron frente a un oficialismo que no acompañó, la que dotó por fin a la ciudad de un régimen que está faltando todavía en el ámbito nacional. Efectivamente, corresponde recordar que, si bien el Senado de la Nación dio su aprobación a un proyecto de ley de mecenazgo a fines del año último, hasta la fecha éste no ha obtenido tratamiento en la Cámara de Diputados y sigue durmiendo el sueño de los justos, a la espera de atención en los años venideros.

Con este régimen de promoción cultural la ciudad de Buenos Aires recupera además su status de capital del arte latinoamericano, nivel del que supo gozar y que en la actualidad no encuentra el respaldo necesario debido a la morosidad del Estado.

Es evidente que será el sector privado el que tendrá la tarea de proteger y promover proyectos culturales sin fines de lucro y con objetivos de naturaleza general y social, sin dejar de lado el carácter tutelar que le corresponde al Estado.

Será este incentivo fiscal también el que podría llegar a volcar una suma cercana a los 50 millones de pesos para proyectos culturales, cifra que, bien administrada y orientada, ayudaría a transformar a las manifestaciones artísticas porteñas en otro elemento de atracción para los innumerables turistas que llegan a Buenos Aires, una capital que merece recuperar su tradición de faro de la cultura de América latina.



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